del foso luminoso
al caer la oscuridad del sol
El viento viaja incansable
por sus paredes
las alisa, les da forma de metal
a la tierra, a la madera, al mar.
El agua cede, dejando atrás
solo gotas de rocío sobre mi espalda
recta, hundida bajo la montaña
Recuerdo ahora, qué hago aquí,
escarpadas paredes, jugosas,
me impiden escalar, y debo salir,
el viento me atosiga
y una voz, arriba, inalcanzable
grita: ¡manipulador!
le sigue otra: ¡cobarde!
y otras más...
Qué dolor, orgullo, qué dolor,
atado en un foso diciendo:
¡no lo soy! Ni madres, cabrona, ¡no lo soy!
Es más la desesperación
más el dolor, al no poder salir,
al no hacerle ver que no lo soy...
lo soy, para ella, y yo en el foso,
sufro horrores.
Amanece, el viento calmo, las paredes secas; la madera crece, el metal ayuda.
Subo, paso a paso, subo, temiendo encontrar verdugo
Subo, cada paso más tranquilo, no soy yo a quien hablas, mujer,
ni eres tú a quien odio.
El viento fresco de la pradera, me despeina, me alegra la sonrisa...
No hay verdugo, hay sol, hay amistad, amor... ese era tu reino, el del amor,
es ahora el mío.
JulioCero9
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