Sábado 2 de mayo
Máscaras y psicodrama. Conversando con Mario Buchbinder
Comenzó explicando que una máscara no es sólo una careta sobre la cara, es también la vestimenta, el maquillaje, la profesión, la nacionalidad e incluso el lenguaje. La máscara es una superficie que encubre una realidad profunda. Recordé, cómo no, El público de García Lorca donde explica que la profundidad es un cúmulo de superficies que se superponen. Esto me hace pensar ahora que sin máscara no hay profundidad, sin máscara, todo es superficie. La máscara, explica Buchbinder para finalizar con esta introducción, al mismo tiempo que oculta, revela.
El proceso de escoger una máscara tiene elementos télicos y transferenciales. Pensando que la tele es la comunicación sin transferencia. En ese momento me surgió una duda, existen dos tipos de máscaras. La primera es la máscara que lleva el otro (o yo mismo) que encubre mi “realidad”. La segunda máscara es ella misma, o el otro en su totalidad; el otro es una máscara y la máscara es el otro. El otro, si lo entendemos como una superficie, encubre una realidad más subjetiva, la mía. El otro, entonces, es mi máscara, mi superficie y me ayuda a observarme como soy, a profundidad.
El grupo de Buchbinder y Elena Matoso tiene un taller para crear máscaras (explicó, al final del taller su relación con las máscaras y el trabajo de su padre, a quien ayudaba de niño, haciendo muñecas de madera) que usan en teatro espontáneo y teatro público (¿o psicodrama público?). Las dos pautas técnicas para crearlas son: ubicar el lugar donde van los ojos y tener claro el sistema con el que se sostendrán.
Nace la pregunta: ¿la máscara es el rol?
Existe una relación entre la máscara y el rol. La máscara es la microscopía del rol, su raíz. La materia simbólica de donde nace el rol.
El trabajo artístico con máscara ayuda a profundizar aún más en las escenas. Por ejemplo, un paciente presenta la escena X y en vez de ponerla en acción inmediatamente se crean las máscaras para los diferentes yo auxiliares, se escogen las máscaras para ellos y se estudia la relación de la persona con las máscaras y no con los personajes vivos. Es un paso previo a la dramatización, que puede ayudar a personas que no estén listas para ella. Me imaginé una escena donde el trabajo de creación de máscaras pudiera llevar meses o años, creando además las diferentes máscaras de los yos auxiliares. La terapia, entonces sería descubrir la profanidad de los personajes dramáticos a través de la creación y comprensión de las máscaras que llevan puestas y no de la acción. Estaríamos hablando de un proceso de desenmascaramiento. Un padre puede tener una cara de ángel hacia el exterior de la familia y ser un demonio dentro, esta contradicción podría trabajarse de esta manera. Esto último son notas mías.
Las máscaras pueden ser utilizadas en todas las partes del cuerpo y del espacio dramático, no sólo como caretas. La máscara tiene una relación directa con el cuerpo y éste con el espacio, la relación entre máscara y espacio sólo es posible a través del cuerpo del actor.
Surgió una pregunta práctica sobre el uso de máscaras con personas drogodependientes. El participante se cuestionó si los pacientes no usarían las máscaras para enmascararse. Por ejemplo, cambiar la máscara del drogadicto por la del ladrón sin tener una evolución positiva. Mario explicó que esto pasaría si la máscara no está asociada a la independencia de la persona. Las máscaras por sí solas no hacen daño, se debe tener cuidado con la manera en la que se usan, son herramientas para alcanzar un objetivo y no un objetivo en sí mismas. La tarea del paciente no es crearse las máscaras que más le gusten sino utilizar las máscaras para dramatizar su pasado o futuro. Buchbinder comenta que la máscara sana sólo si está en escena con el otro.
En este momento me surgió se me conectó un cable con respecto a la drogodependencia. Moreno habla de la salud vincular entre personas, sin embargo, otro tema es la salud vincular entre mi yo y mi cuerpo; o entre el exterior y mi cuerpo. Ambos están relacionados.
Mario observa muchísimo los gestos de las personas (otras máscaras) y las usa para crear roles, como “vestuario”. Esto lo aprendí en Madrid en las clases de teatro gestual donde se crea utilería con el cuerpo, incluso el cuerpo mismo se comprende como el espacio escénico.
“No hay hombre sin máscara y las hay de vida y de muerte”
Mario ha trabajado con personas que tienen problemas de fobia. Por ejemplo un joven tímido que no dejó de hablar cuando se puso la máscara (alcoholismo y drogadicción) o con chicos agresivos o con problemas de columna o uniéndolo al tema de la familia.
Explica que existen tres modos de resolución de la escena dramática:
1ª Beckett – no hay resolución o la resolución ya está en el planteamiento (drama)
2ª Tragedia – final terrible
3ª Comedia – final feliz
La ética del psicodramatista, la bondad del psicodrama, explica, es permitir que la escena con su potencia dramática se realice. La bondad per se (final feliz, abrazo, sonrisas, aplausos) en el psicodrama es una ética falsay no cumple con los objetivos del psicodrama. El conflicto, señala es la base de la escena, debemos tener mucho cuidado en escoger los conflictos y potenciarlas dramáticamente.
Me surgió una duda sobre su trabajo. Siempre habló del paciente que usa la máscara, pero me pregunto si sería terapéutico también que el director o coordinador usara la máscara para descubrir ciertos elementos. Es decir, no ayudar a ponerse la máscara sino a convivir con ella. Esto, me indicó, es el trabajo del teatro espontáneo, él da la oportunidad de usar máscaras, pero nunca las lleva puestas.
Yo comencé a fantasear sobre una dramaterapia donde la máscara fuera usada en la vida diaria, donde se aprendieran roles en la terapia para después usarlos fuera. Usar la máscara para entrar en el mundo de los otros y no en el mundo propio. Esta idea me viene persiguiendo y espero poder materializarla en un taller teatral que tengo pensado para oficinas donde los participantes crearan personajes sanadores de sus contextos. Así podrían darse cuenta del valor del cambio de uno mismo.
Domingo 3 de mayo
Teatro espontáneo / Ana María Garavelli
El teatro espontáneo es una propuesta estética, política y terapéutica.
Tiene tres puntos básicos:
1. Circulación del protagonismo (dirección, actores, público, música)
2. Síntesis poética para alcanzar grandes públicos y potenciar la dramatización de la escena. Del recuerdo a la dramatización: Recuerdo / relato / síntesis poética / puesta en escena.
3. Tres elementos: articulación de un texto, acción y música.
lunes, 4 de mayo de 2009
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