lunes, 24 de septiembre de 2007

Robert WIlson nos cuenta sobre su vida


Robert Wilson erzählt über seine Arbeit Die Dreigroschenoper

In englischer Sprache

Berliner Ensemble 22.09.07

Robert Wilson nos tenía que hablar de su trabajo en La Ópera de los 4 cuartos. No lo hizo. Nos habló de su vida, de sus influencias y de sus favoritos. La obra tenemos que ir a verla.

Yo conocía su trabajo por un ejercicio de clase que hizo Lucía Carballal en Espacio Escénico I. Pero no he visto nada de Wilson, y lo que sabía de él era que sus obras duraban mucho, que le gustaba el color azul y que sus personajes se movían lentamente y casi sin pronunciar palabras.

Ahora no sé mucho más de su teatro pero sí de su persona. Es tejano, nació en un pueblo llamado Wako. Se fue a Nueva York a estudiar y a trabajar. Ahí conoció la danza de George Balanchine, de Merce Cunnigham y la música de John Cage. Le maravillaron. Lo que veías era lo que veías y lo que oías era otra cosa. También fue por primera vez a ver una Ópera y los Musicales de Broadway, no le gustaron y siguen sin gustarle. Son demasiados planos.

Le encanta un bailador de Tap blanco, un cómico estadounidense (no recuerdo su nombre) y sobre todo Marlene Dietrich.

Pero no sólo tuvo influencias estéticas de otros artistas. Cuando tenía 27 años conoció a un chico afroamericano sordomudo de trece años. Un policía estaba por golpearlo pero el buen Bob fue a salvarlo. En casa del pobre chico pensaban que era retrasado, y la policía había decidido que debía ser institutionalized. El señor Wilson lo adoptó y le dio una educación de calidad. Ahora trabaja, tiene una novia y un Buick azul.

Gracias a este chico, Andrew, Bob aprendió a observar con más atención los movimientos de las personas. Miró los innumerables gestos que conforman una sola acción. Después conoció a un chico con deficiencias mentales y de él se inspiró para crear un lenguaje muy sofisticado y matemático.

Nos habló también de una experiencia con unos lobos en el Zoo-Garten de Berlín. Cómo lo miraban inmóviles mientras él, igualmente inmóvil, les miraba. Estuvo parado frente a un oso durante casi una hora sin moverse. Eso desea hacer con el público, mantenernos inmóviles y atentos como a una manada de lobos. Hacía tiempo que no escuchaba a un artista hablar claramente de lo que desea conseguir con su trabajo. Él desea el control del público, lo dice muy honestamente. Me recordó a Wagner apagando las luces de la sala, cerrando las puertas del teatro y haciendo incómodas las butacas. Él también quería mantener al público atento y desorbitado.

Citó a Ezra Pound: En la cuarta dimensión hay stillness y el poder sobre las bestias. El hombre es el animal que más control puede llegar a tener sobre su cuerpo-mente-espíritu porque conocemos el vacío y la plenitud.

El viernes iré a ver la obra. Estoy muy emocionado. Creo que me quitará el mal sabor de boca de los últimos dos espectáculos que fui a ver.

Durante la plática criticó un par de veces a los alemanes. Es un hombre muy directo y que controla el escenario como pocos. No es sólo director, sino también actor. Sabe el efecto que tienen sus movimientos y sus palabras, todo está muy medido. Me pareció un hombre noble. Me hizo interesarme por él y por su vida. Agradecido quedo, el arte no es sólo arte, es vida, es personalidad, es experiencia.

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