lunes, 17 de septiembre de 2007

Unter dem Eis

de Falk Richter

Schaubühne 12/09/07

Dirección Falk Richter
Escenografía Jan Pappelbaum
Vestuario Martin Kraemer
Espacio sonoro Paul Lemp
Dramaturgia Jens Hillje
Video Martin Rottenkolber
Luces Michael Gööck

Interpretación

Aurelius Glasenapp André Szymanski
Paul Niemand Thomas Thieme

Karl Sonnenschein Mark Waschke
Ein Kind Vincent Redetzki
Jonathan Thüringer

Tres actores entran a escena. Se sientan tras una enorme mesa negra que ocupa la mayor parte del escenario. Las luces del patio de butacas continúan encendidas mientras los tres ejecutivos nos desnudan; dos jóvenes y un hombre maduro. La cuarta pared se esfuma fuera del teatro. De pronto, Paul Niemand, el mayor de los tres, a gran velocidad y con nerviosismo nos cuenta un evento donde su vida corrió grave peligro. El espacio se ilumina con una penumbra azul, que junto al espacio sonoro crean una atmósfera subacuática y fría: Unter dem Eis (Debajo del hielo.) Los otros dos continúan mirándonos, sin importarles la historia del tercero.


Al terminar esta escena, Aurelius Glasenapp y su compañero, Karl Sonnenschein, se enfrentan a Paul en una entrevista de trabajo. Hacen notar que está muy viejo y que no tiene la fuerza ni las herramientas para continuar siendo vendedor. Las nuevas generaciones expulsan a las viejas. Más valor tiene en el mundo de los negocios la innovación que la experiencia.

La obra está tejida con diversos soliloquios donde cada personaje cuenta sus pensamietos sobre la vida. En uno de los soliloquios, Karl Sonnenschein, se acerca a nosotros y nos habla como si fuera una charla lavacerebros para ejecutivos. Muy abiertamente, el autor descubre la brutalidad con que algunas empresas trabajan. La jerarquía, la importancia del buen vestir, de formar parte del grupo, del equipo. Todo está expuesto de forma ácida y crítica. Paralelos quedan los valores de las dictaduras y de las empresas.

En la puesta en escena y en el texto se remarcan las contradicciones entre la vida humana y la empresarial. Mientras que Paul Niemand nos cuenta un evento emocional de su vida, los otros dos sólo hablan sobre la materia: dinero y poder.

Se abusa de los soliloquios y de la acción preeminente de un personaje sobre los otros. El texto está construido de forma muy simple y, aunque el tema que trata es de gran profundidad, no supo el autor crear situaciones entre los personajes. Si podemos valorar algo del texto es la tensión constante que se crea entre la escena y las butacas; formamos parte de la acción y lo que parece un soliloquio es en realidad un monólogo con el público.

Un tema atractivo pero mal desarrollado, una puesta en escena formalista y unos actores que inyectan verdadero dramatismo a la pieza.


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