Viernes primero de mayo
Axiodrama – Máquina de límites
¿Cómo tratar/educar a los niños?
Hicimos una presentación formal, sentados, hablando de nosotros. Después caminamos en el espacio caóticamente y nos organizamos en grupos de 3 personas. Cada uno de los integrantes escogía una letra (Amor, Libertad, Responsabilidad). Nos juntamos las letras y escenificamos nuestros conceptos en su máxima expresión, sin tomar en cuenta los demás. El Amor hizo una escultura en movimiento que terminó agrupándonos en una rueda donde bailamos con sonidos, todos juntos, en una comunidad unida y rítmica. Los integrantes de la Libertad comenzamos juntos en el suelo, crecimos y cada uno voló libremente por el espacio jugando con el público: despeinándolos, moviéndolos y molestándolos un poco. La Responsabilidad hizo una escena de una familia responsable donde un joven, fuera de las responsabilidades de la familia (padre proveedor, madre organizadora e hijo hacetareas), buscaba la responsabilidad social. Fue el único grupo que vio las diferentes (positiva y negativa) expresiones de un mismo concepto: había ruptura dentro del grupo.
Aplaudimos y regresamos a formar las tríadas ALR donde planeamos unas máquinas. El primer grupo creó una máquina-escena de un niño (libertad) que aprendía a caminar: el amor lo cachaba y la responsabilidad lo hacía ir más lento, lo jalaba. El segundo grupo hizo una máquina donde la Libertad gritaba y se movía extrovertidamente; la Responsabilidad la jalaba para que no se fuera y el Amor regaba la máquina. El tercer grupo hicimos una regadera: el riego/agua era el amor que compartíamos con el resto del grupo, la libertad nos hacía movernos en círculos concéntricos y la responsabilidad nos proveía de unión y dirección/objetivo. El cuarto grupo escenificó una tienda de helados donde la R los hacía, la L los vendía y el A los repartía.
Escogimos la máquina 3 para continuar nuestro trabajo y un dueño/protagonista. El resto del grupo creó una escena de la vida del protagonista. La primera escena se trató de una mujer con cinco hijos, uno de ellos con problemas en la escuela que le hacía no cumplir con su trabajo al cien. La segunda escena fue un joven de 25 años que esperaba un hijo con su novia y era abusivo con ella, no la comprendía, no se ponía en sus zapatos. La máquina le hizo comprender las necesidades de ella y salieron a tomar un café y un helado amorosamente. En la tercera escena la jefa de la primera escena fue la protagonista y le enseñamos a entender a su empleada y a ayudarle. En la primera escena no quedó muy clara la participación de la máquina, era una escena compleja: la Libertad le hizo preocuparse menos por su hijo, la Responsabilidad le hizo cumplir con sus obligaciones del trabajo y la escuela de su hijo y el Amor hizo que no rompiera los lazos con la directora de la escuela, ni con su hijo ni con su jefa, le dio paciencia y perseverancia.
Hicimos un sharing después de bailar todos juntos (la jefa y la empleada de la última escena se fueron juntas a bailar salsa) y soltamos roles.
Las conclusiones fueron que necesitamos del equilibrio entre los tres elementos para sobrevivir. El trabajo fue una máquina hacia el exterior pero también se puede trabajar con el interior de la persona, cómo convivimos con estos tres conceptos dentro de nosotros.
Yo mando, yo soy responsable – yo escucho – yo no tengo tantas responsabilidades pero obedezco órdenes
En el trabajo con los jóvenes nos preguntábamos cómo hacerles entender sus responsabilidades sin autoritarismo o violencia. Ellos deben aprender a ser libres sin dañarse o a los demás. Demasiada libertad en los niños puede crear violencia hacia los padres.
En el plano social los tres conceptos podrían cambiarse por Solidaridad, Derechos y Obligaciones.
Bibliografía
1,2,3 Magia
Boris Zirculnyk (francés especializado en resiliencia)
Psicodrama / sociodrama en las organizaciones
Joceli Drummond
Rosi Ciasi
Andrea Claudia
En las organizaciones hay mucha distancia entre las personas, no debe trabajarse la emoción ni el mundo interno a menos que se conozca mucho el grupo y estén aclimatados con el tipo de trabajo. El reto es aliviar el vacío entre las personas.
El primer objetivo es trabajar en conjunto, el segundo es el uso eficiente de los recursos (energía) (dar leche a unos gatitos pantuflas, no sirve de nada)
Para empezar nos regalaron una estrella que representaba nuestras cualidades/competencias y las compartimos con los demás. Les decíamos nuestra competencia y ellos a nosotros intercambiándonos la estrellita. Nos sentamos e hicimos sharing.
Un defecto es un exceso de competencia.
Conocimiento
Habilidades (técnicas e interpersonales)
Actitudes
Reflexión (sobre C, H y A)
Métrica – Feedback – Evaluación mía o de la empresa
Dibujamos nuestro átomo social/laboral y escogimos una persona del mismo (en una empresa no podemos usar los nombres reales, sólo las características) y un screambean que representara la relación con esa persona. En grupos de tres personas explicamos la relación entre la imagen y la realidad. Pensamos en un consejo que nos daría esta persona, lo dijimos a los dos del grupo y ellos nos contestaron con una frase de apoyo o consejo.
Transformar
Resaltar
Eliminar
Mantener
Se pueden hacer sociometrías interesantes al comienzo para romper el hielo y direccionar el curso: ¿de qué quieres hablar? ¿qué trabajo tienes? Pensé en los cursos de redacción: ¿quiénes tienen problemas con acentos? ¿quiénes con redacción? Etc.
Hay 3 cosas que forman las empresas: Personas, los Procesos y las Relaciones (creo que este último era otro).
Un mensaje para los empleados: la empresa comienza y acaba contigo.
Psicodrama como arteterapia
Julia (BR)
¿Has jugado alguna vez con tierra? Este elemento era esencial para Julia, creía que la base de la arteterapia es el barro porque nos conecta con las emociones más primitivas.
Comenzamos caminando por el espacio, hicimos grupos de 5-6 personas desconocidas. Tomamos un cuadrito de barro y lo manejamos con nuestros ojos cerrados. Cada participante creó una figurilla y al finalizar observamos nuestra creaciones y platicamos sobre ellas. Cerramos de nuevo los ojos y tomamos el lugar de nuestro compañero de la izquierda para amoldar su figurilla, esto se repitió.
Hicimos un sharing rápido sobre lo que sentimos al ver nuestra figurilla moldeada por otras personas. A unos nos gustó a otros no. Una chica, la protagonista de dedazo, dijo que sentía rabia, frustración, energía explosiva.
Se hizo su escena, tomando ella el rol de un delfín (fue su figurilla y se identificaba con ella porque estos animales reaccionan muy violentamente si se les arremete). Se escogieron del público un león, un oso y una serpiente, animales con reacciones similares. Se les metió a todos en la selva y todos ellos atosigaban al delfín quien se escabullía entre los árboles. Se pidió a otro delfín entrar a jugar y el resto del público hizo un cerco haciendo sonidos de jungla. La escena no avanzaba y Julia preguntó qué sentíamos: ansiedad y aburrimiento fueron algunas respuestas. Entonces, para modificar esos sentimientos se aconsejó hacer llover para que los delfines pudieran ir al mar. Se hizo y todos nos convertimos en los animales que más nos gustaran (esto por iniciativa de un compañero/a). Nos movimos por el espacio, como al comienzo, pero interpretando nuestros animales queridos, Julia apagó la luz para mandarnos a dormir y poco después acabó la escena.
Había un descontento generalizado. El sharing que siguió la escena se extendió hasta el final de la clase, casi media hora. Algunos argüían que no se había entendido el ejercicio, que faltaron indicaciones o, en vez de improvisar, nos quedamos en espera de elementos del psicodrama clásico. Julia en ningún momento estuvo en control del grupo, la apabullamos. Comenzó a hablar de nuestros niños interiores, de cómo hubieran reaccionado los niños en una situación similar, no pregunta, sólo hacen, sólo viven los personajes sin esperar una escena de catarsis ni inversión de roles.
En mi opinión faltó un contrato o explicación inicial sobre el trabajo de Julia y el contexto del mismo. Nunca aclaró que no sería psicodrama (aunque lo decía en el título del curso) clásico sino escenificaciones libres sin objetivo claro, lugares para vivir una fantasía. También creo que las emociones que surgieron con el manejo del barro no se concluyeron ni llevaron a ningún puerto, el sharing no logró cerrar ni concluir. Se pasó inmediatamente del manejo de la tierra a la escena y las figurillas se quedaron en el suelo.
Dijo algo interesante sobre los niños: cuando un niño pide ayuda para terminar un trabajo es porque su autoestima está baja, sin embargo, cuando un niño trabaja con libertad, está sano. No estoy totalmente de acuerdo con esto porque un niño que pide ayuda muchas veces la necesita y el profesor puede subir la confianza del niño si le empuja, es una opinión muy personal. Además, hablaron de los niños que hacen una figurilla y se frustran cuando su compañero se las cambia, lo que necesita el niño, a mi parecer es la flexibilidad entre estos dos puntos: pedir ayuda y sentir la frustración, sabiendo que nada es perfecto y nada es perenne, todo se transforma.
Algo muy importante que aprendí es que el arte nos enseña a no tener apego a nuestras creaciones. Me parece algo de muchísima utilidad en la vida de cualquier persona.
Otro de las cuestionantes que surgieron fue que la ira de la chica no se alivió, de hecho no se representó porque ella se escabullía de los demás animales sin reaccionar con ira. Julia defendió el valor de sólo representar sin tener que llegar a la catarsis y otra compañera, especialista en arteterapia, indicó que esta chica estaba mostrando su enorme capacidad de aguantar agresiones hasta explotar, de no expresar su descontento. Sin embargo, fue la primera que habló, la más expresiva del grupo.
No hubo “como si” ni explicación sobre el niño interior que estaría trabajando en este taller. Se abrieron muchas cosas que no se cerraron, creo yo, se intentó abarcar mucho, se fue muy rápido y porque el grupo era grande y la técnica desconocida hubo tanto desentendimiento entre la profesora y el grupo y entre el grupo mismo.